27 Jan 2011

BUENOS AIRES

¿Como sería Madrid
en América Latina?

La primavera es más larga
El aire denso, verdoso
Y palpitante Dulcinea.
Tiene asma el pulmón maldito
Y el sol ilumina más miseria
De la que hay en Pan Bendito.

Pedacito de Europa demasiado al sur.

Si vivieramos aquí
Brindaríamos más
Lameríamos ese caramelo,
Miraríamos el cielo,
La metafísica bañaría la sonrisa
Las nubes, la luna, las estrellas
Doblaríamos la torre de Pisa
Admirando a las más bellas.

Madrid sería Buenos Aires.

A Buenos Aires le falta
Un trozito de malecón habanero
Unos cuantos negros bailando el chan chan
Le falta un mariachi mexicano
Una gotitas de mezcal
Un acento chilango desbocado
Le falta el centro insomne de Madrid
Con su absoluta libertad, mal que pierdan
Los malditos peperos; ande usté a la mierda
A Buenos Aires solo le falta
Un Labordeta que calle a tanto Borges
Y un Nestor Kirchner que encienda
Tanta y lenguaraz pasión porteña.


Por lo demás, Buenos Aires
Es la imaginación.
Es una reunión de rojelios
Un coro de tangueros,
Un debate de bohemíos
Y una charla interminable.
Un mate, una Quilmes y un Fernet
Un Río de la plata que nunca se vé
Una bombacha que se vé siempre
Es un teatro atiborrado de lectores
Una librería inundada de actores
Una plaza de mayo de espíritus
Una revolución, en el aire
Y un suspiro ciclotímico
Es mi ciudad, Buenos Aires.









ATERRIZAJE EN BUENOS AIRES. EL REGRESO DEL IDEALISMO.



Muchos me están preguntando que cómo que me fui de Nueva York, y que cómo de repente en Buenos Aires, que por allí abajo debe estar la cosa mal, que como se vive en Argentina todo este revuelo por la muerte de ese tal Kirchner… Pues bien, escribiré lo más sinceramente que puedo. Lo que he visto en Buenos Aires estos días me ha hecho reflexionar mucho.



Vengo de pasar 6 meses en Estados Unidos, de conocer todos los días gente encantada de ser americanos, orgullosos de su ejército, de su poderío, de vivir en el mejor país del mundo y convencidos como nadie de que el resto somos unos pastores de ovejas ignorantes y desgraciados sin dinero, sin derechos y sin libertad. Esa es la visión directa o indirecta de la población estadounidense; ser los mejores y estar en lo mejor es el único pensamiento capaz de sostener el sistema que han creado. La realidad es que en el primer país del “primer mundo” la gente común tiene menos derechos, menos libertad y menos salud que en el resto del mundo desarrollado. Y si comparamos la salud mental, la felicidad, y el estrés, los Estados Unidos podrían quedar incluso por debajo de muchos países subdesarrollados. Pero en fin, se dirá que esa es una de las interpretaciones y los que me conocen ya saben que soy zurdo de vista, que se le va a hacer.

Así que después de 6 meses trabajando allí, maltratando mi estómago y luchando por no contaminarme mentalmente, por fin, tuve una idea maravillosa. Decidí regresar a América Latina, para no volverme tornillo, para no ser uno más de las millones de tuercas cansadas que se hunden en la rutina global “de casa al trabajo”. Decidí regresar al “tercer mundo” para seguir viviendo experiencias emocionantes, para ver a un pueblo luchando por sus derechos y sus libertades. Y aquí estoy de nuevo en Sudamérica, en el lugar donde palpitan las angustias del mundo como se decía de España en los años treinta. He aterrizado hace pocos días en Buenos Aires ya se me está pegando la pasión de mis compañeros argentinos.

A los pocos días, murió Kirchner, un presidente desconocido para muchos en Europa (y no digamos en USA, donde muchos me preguntaron si Argentina es la capital de Brasil). La mayoría de la gente que “está en el mundo” conoce la imagen que de él da la prensa, un izquierdista autoritario, que reprime a la prensa de su país y se alía con los dictadorzuelos de Chavez y Evo Morales. Otros también habíamos oído que es el presidente que está sacando Argentina de la crisis, que ha denunciado la dictadura militar, que quiere acabar con la corrupción de los empresarios y la clase política y que forma parte del grupo de gobiernos latinoamericanos que se enfrentan a los Estados Unidos planteando una alternativa y reivindicando un giro a la izquierda en el continente.

No conocía mucho más acerca de Kirchner, un presidente mucho más discreto mediáticamente que Chávez, Evo Morales o Lula Da Silva. Yo siempre he tenido claro de qué lado estoy, pero nunca me he dedicado a defender personalmente las grandilocuencias de Chávez, ni los exotismos de Evo y como no soy argentino, tampoco he pensado en hacerme seguidor del peronismo, tan lejano para cualquier mente europea. Pero a una semana de aterrizar en Buenos Aires me veo obligado a informarme y al salir a la calle descubro un pueblo en lucha y una juventud que se agrupa y concentra masívamente en plazas y avenidas reivindicando sus derechos.

El impacto es enorme, más teniendo en cuenta que el ambiente ideológico que he vivido en los últimos años no puede ser más desesperanzador. En mi país el pasotismo impera, y la gente solo reacciona cuando ganamos el mundial. Incluso en estos tiempos de crisis histórica y de abusos por parte del Gobierno y de los mercados, me sorprende ver como tantos españoles se quedan en casa criticando a los huelguistas que se manifiestan (hasta hoy, nadie ha podido explicarme el porqué racionalmente). Y así nos va, los empresarios ladrones provocaron la crisis, y ahora los políticos piden que la paguemos los trabajadores y nosotros aceptamos encantados.

El otro país donde he vivido en los últimos años es México, que es el lugar más maravilloso que he conocido, pero en en el cual la abstracción domina las mentes y parece no haber lugar para la lucha en conjunto. La juventud está tan concienciada contra la violencia y la corrupción como dispersa, falta de rumbo y encerrada en farragosos y confusos discursos. Todo se pierde en un mar de palabras que la mayoría no entiende, en reuniones que no logran ser mayoritarias por culpa del individualismo y la incomprensión. Pero ¿es posible que no exista una alternativa de izquierdas en un país lleno de desigualdades y con mayoría pobre e indígena? Los mexicanos están en contra del gobierno y del narco, pero ¿a quién apoyan? ¿no hay en todo México una política que se oponga al PAN y a los Zetas y que represente una alternativa mínimamente viable? En mi opinión, si el PRD presenta una mínima posibilidad de que cambien las cosas, habría que apoyar dicha alternativa, claro está, en el caso de que de verdad se quieran cambios, sino brindemos todos al ¡Viva la Independencia de 1810! tomemos un “tequilaso” y a otra cosa, mariposa. Como siempre digo, podemos gastar horas, días y semanas en criticar y acusar de insuficiente o de excesivo a Chávez, a Evo y como no, al PRD mexicano. Pero si de verdad queremos un cambio deberíamos apoyar a quienes pueden llevar ese cambio adelante, aun corriendo el riesgo de que luego, tengamos que darles caña. A unos o a otros, es nuestra decisión, pero la vía es siempre irremediablemente la política. Quizás luego aparezca un aprendiz de Robespierre o Stalin, y haya que cortarles las alas, pero sin un 1789 y un 1917 imagínense donde estaríamos.

Porque nos guste o no, los gobiernos son los únicos que va a cambiar las cosas a corto plazo y aunque seamos unos culturetas poco interesados en la política (y entre estos yo me incluyo) no debemos olvidar que el camino que llevamos, o al que nos llevan los que dirigen el mundo, es a convertirnos en las mismas tuercas cansadas, consumistas, resignadas, acomodadas y atolondradas del sistema yanqui. En eso nos quieren convertir los amos del sistema capitalista. Y la única vía de enfrentarse a ellos directamente, es la vía política. La posibilidad de un nuevo Lázaro Cárdenas, un nuevo Jacobo Arbenz, un nuevo Salvador Allende, depende nos guste o no, de la confianza y el apoyo a los actuales candidatos de la izquierda latinoamericana.

Y esto es justamente lo que han entendido los argentinos, que hace apenas 7 años estaban desengañados y habían perdido toda esperanza hacia un cambio por la vía política. Por eso me parece que el mérito mayor de Nestor Kirchner fue devolver el idealismo a la población desencantada. Llámese Peronismo, Kirchnerismo o como quiera que se llame, lo que yo ví con mis propios ojos, fueron multitudes apasionadas; los pobres aindiados, los “negros”, los obreros, los grupos de izquierda, los jóvenes, universitarios y trabajadores codo con codo, dejando de lado las discusiones minoritarias y agrupándose masivamente para defender la única política que había apostado por ellos. Yo fuí un privilegiado por vivir esos momentos y me dejé arrastrar por ese río de gente apasionada derramando lágrimas, y de jovenes dispuestos a cambiar el rumbo de su país. Y hacía mucho tiempo que no sentía algo parecido.

Hoy veo al presidente Zapatero desesperado, dando las gracias al FMI por su “ayuda” contra la crisis, veo a Obama preparándose para lanzar la guerra contra Irán y demostrar de una vez a su pueblo que es un verdadero patriota. Presidentes que prometieron una política progresista y hoy se alían con la derecha, ignoran sus promesas y traicionan a quienes creyeron en ellos. Kirchner no supuso una esperanza como candidato, pero una vez en el poder, cambió las cosas con hechos y se ganó al pueblo argentino. Fue el único gobierno que se enfrentó al FMI, a los bancos y a los empresarios y que dirigió al país a una nueva fase en la que se está consiguiendo avanzar por una vía distinta, verdaderamente latinoamericana.

De Kirchner, los periódicos extranjeros siguen diciendo que fue autoritario, que reprimía a los periodistas, que ansiaba tanto el poder que se alió con Chávez en contra de Estados Unidos y el FMI. Cualquier idiota sabe que precisamente oponerse a los Estados Unidos es la vía difícil para seguir en el poder y que si un gobernante quiere de verdad estar tranquilo, se dedicaría a obedecer a Washington, ya que optar por un camino distinto conlleva la mala prensa y la hostilidad de los amos del mundo, de la prensa y de las multinacionales. El mismo Kirchner lo dijo; cuando un político se lleva muy bien con Estados Unidos, con los bancos y con el FMI es que algo va mal, porque estos nunca van a interesarse por mejorar la situación del pueblo sino por el enriquecimiento propio.

Pero en fin, manipulación mediática a parte, las estadísticas demuestran que en Argentina la pobreza desciende, que el país crece, que la izquierda resurge, que la clase media se afianza... Y yo, aspirante a periodista, solo puedo decir; que les den a los periodistas, que les den a los mercados, que les den a los yanquis. Que viva con ellos quien pueda y que les crea quien quiera.


Yo me quedo en América Latina, yo sé en qué bando estoy.

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