Por la noche acudió a la Puerta del Sol con ganas de más, pero los indignados solo ocupaban un quinto del espacio de la plaza. Había menos gente, mucha menos gente que hace un año y de nuevo se preguntó lo que llevaba preguntándose meses: Porqué. Por qué somos así de gañanes, pensó, por qué no nos comprometemos de una puta vez, por qué no podemos apoyarnos los unos a los otros en este movimiento que nos representa a todos y si no a todos a la gran mayoría. Porque de eso se trata, de un movimiento que expresa lo que todos pensamos... En ese momento las campanadas sonaron y los indignados guardaron un minuto de silencio. Después todo el mundo cantó el cumpleaños feliz al 15M. Un joven ocupó el micrófono:
-Hola a todas compañeras. Yo soy uno de los detenidos represaliados por la policía.
Se produjo un gran aplauso silencioso, unánime. Un centenar de manos hicieron zig-zag en el aire.
-Compañeras y compañeros. Solo quería decir que debemos estar juntas y juntos para combatir a este Estado fascista totalitario que no es sino una dictadura, un Estado que tiene en prisión a cientos de presas y presos, que practican la guerra sucia y que son cómplices del entramado nazi fascista internacional. Todos los partidos políticos y todos los medios de comunicación son cómplices de la opresión de la dictadu…
Paró de escuchar y comenzó a mirar a la gente, esperando encontrar el mismo estupor que sentía. Pasaron 10 largos minutos. El indignado terminó su discurso y el centenar de manos le aplaudieron, no solo en zig-zag, ahora también sonoramente.
Se retiró cabizbajo pero con una revelación.
Ahora sabía el porqué.
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