19 May 2012

ENTREVISTA CON IAN GIBSON: “Si Lorca viviera apoyaría al 15M, sin duda”

El hispanista habla de su nueva novela, de su futura biografía de Buñuel, de España, del 15M y de su `pueblo´ Lavapiés




Ian Gibson llegó de Irlanda en 1975 siguiendo los pasos de su maestro, el hispanista británico Gerald Brenan. En 1919 el inglés, enamorado de la cultura española, se instaló en un pequeño pueblo granadino donde se hizo llamar Gerardo. Allí escribió obras significativas como El laberinto español y Al sur de Granada. 50 años después, Gibson se instaló en otro pequeño pueblo al sur de Granada, El Valle, donde sus amigos le conocían como Juan. El irlandés se jugó la salud investigando la muerte de Federico García Lorca en una España dictatorial en la que el asesinato del poeta era un tema tabú. Y escribió la biografía más completa y apasionante del más apasionado y trágico de los poetas españoles. Una obra que le consagró como uno de los hispanistas más leídos y respetados de nuestro país. Desde 2004 vive en el barrio madrileño de Lavapiés.

Gibson ha publicado más de una veintena de libros dedicados a artistas e intelectuales de los años treinta como Salvador Dalí, Antonio Machado o José Antonio Primo de Rivera. Actualmente trabaja en la biografía del cineasta Luis Buñuel. El pasado 11 de mayo ganó el Premio Fernando Lara por su segunda novela, La berlina de Prim, en la que narra la historia de Robert Boyd, un idealista inglés que luchó junto a los liberales españoles contra el absolutismo. De nuevo, la historia de un británico enamorado de España y dispuesto a sacrificarse por ella.

Desayunamos en el popular restaurante Porto Marín, en plena plaza de Lavapiés, a pocos metros de su casa. Gibson pide café con croissant y se sienta en la mesa, empujando sin querer a una mujer sentada a sus espaldas. La mujer refunfuña groseramente y le advierte que tenga cuidado. Gibson le pide perdón educadamente.

Usted es uno de los hispanistas más reconocidos de España. ¿Cómo se siente entre nosotros?

Todos tenemos una parcela de romanticismo, de admiración por lo desconocido. El éxito que yo tengo aquí sería impensable en Francia, donde no le hacen ni puto caso a ningún guiri, porque tienen resuelto su problema de identidad, como los ingleses. Pero en España el tema de la identidad está en proceso. Puede pensarse que la complejidad de la cultura española es un tópico, que es un país tosco en muchos sentidos. Y lo es, hay gente muy tosca. Pero es maravillosa la mezcla de culturas, de religiones y de sangres entre Europa y África. Culturas que no reconoce la derecha, la maldita derecha de este país. Y a pesar de todo es un lugar fantástico, fascinante culturalmente, sobre todo por la herencia árabe.

Su trayectoria vital me recuerda a la de su admirado Gerald Brenan, un inglés que decide vivir en España como un español más y que dedica su vida al estudio de la cultura y la literatura hispánica. Su historia aparece en su nueva novela.

Brenan fue mi maestro, pero no en el sentido universitario. Yo era admirador de su obra, sobre todo Al Sur de Granada, un libro que, siendo adolescente, me dio la idea de escaparme a Andalucia para vivir. Conocí a Brenan cuando publiqué mi primer libro de Lorca (La muerte de Lorca, 1972), que se censuró en España. Mi nueva novela tiene mucho que ver con él. Brenan está enterrado en el cementerio británico de Málaga, cerca de Robert Boyd, que es el irlandés pelirrojo que aparece en el cuadro de Antonio Gisbert, El fusilamiento de Torrijos. Boyd había heredado una fortuna con la que financió la expedición de los liberales españoles. Tenía 27 años cuando fue fusilado en la playa de Málaga al lado de su líder, Torrijos. Este tema a mí siempre me ha afectado mucho y se me ocurrió la idea de construir una novela que hablara de todo esto. Pero en la editorial me han pedido que no desvele más detalles.

Muchos hispanistas e historiadores británicos y estadounidenses, como Paul Preston, Hugh Thomas, T.S Eliot, Gabriel Jackson y usted mismo han dedicado toda su vida a estudiar la historia de España ¿A que puede deberse tal interés?

Nosotros sólo somos la punta del iceberg. Porque son miles los que trabajan sobre España en todo el mundo, no exagero. Este país es la excepción a la regla, es una cultura muy singular. Es normal que se estudie. Lo anormal es que no haya españoles escribiendo la biografía de Proust, o de Faulkner, o de Joyce.

Dice que la mezcla de culturas, de sangres, de religiones y la herencia árabe es lo que nos hace especiales. Pero muchos en el Gobierno no aceptarían esa idea.

Por supuesto. La derecha no reconoce esta mezcla. Por su obsesión con los dogmas católicos. Creen que España es católica y eso es mentira. La tradición árabe sobrevivió aquí casi mil años. Es una vergüenza que los colegios no enseñen ni siquiera los rudimentos del árabe. La ignorancia sobre la cultura musulmana es monumental, casi nadie sabe que Madrid fue fundada por árabes ni que hay más de 7.000 palabras árabes en nuestro idioma. No es normal que no se estudie en la escuela. España tiene una riqueza cultural que no tiene ni Francia ni Alemania. Este país podría ser un puente entre occidente y oriente, pero no lo es por culpa de la derecha. Es una derecha dura, inmisericorde, ignorante, inculta. Desprecian lo oriental. Parece que ni siquiera saben que su Dios, Jesús, era oriental y hablaba arameo.

Y no parecen dispuestos a reconocer los crímenes de la Guerra Civil española.

Es una vergüenza. La derecha de este país es perversa, ha creado un país enfermo. ¿Cómo puede Rajoy ir a hablar con Merkel a Alemania, donde el problema nazi está solucionado, cuando ellos se niegan a cuestionar el legado franquista? Este es un país enfermo. No digo que España no haya avanzado. Claro que ha avanzado, pero podría avanzar más deprisa. La derecha del PP no reconoce los derechos de los vencidos y de las víctimas de la Guerra Civil que siguen sin identificar en las cunetas. Quedan 130.000 víctimas desaparecidas, pero ni siquiera se reconoce a sus familias el derecho que tienen de enterrar debidamente a sus muertos. Si los del PP fueran un poco magnánimos, como cristianos que dicen que son, podrían resolver esta impunidad. Pero cada vez que Cospedal abre la boca es solo para insultar. Y si la veo se lo diré. Con buenas maneras, pero se lo diré. (Risas)

¿Apoya al 15M?

Por supuesto. Yo me siento indignado con los mercados. No entiendo nada de economía, como nadie entiende nada. Ni ellos entienden, parece ser. Pero yo me siento indignado con los mercados, con las jubilaciones millonarias, con las hipotecas basura... Toda su codicia nos ha destrozado.

Si Lorca viviera ¿Qué opinaría de todo esto?

Apoyaría a los indignados. ¡Claro que sí! ¡Por supuesto! Él era un hombre absolutamente comprometido con la condición humana y siempre estuvo con los que sufren. Claro que estaría con los indignados. Si Lorca viviera apoyaría el 15M, sin duda. Estaría en Sol como un indignado más.

Dicen que el movimiento está perdiendo fuelle.

Es inevitable. El entusiasmo se pierde si no se logran los objetivos. Es muy difícil luchar día a día en circunstancias tan adversas. Y si todo ello no se encauza en un movimiento político, poco a poco se va disipando.

Sin embargo los indignados no quieren formar un partido político.

A mí me parece que en algún momento alguien tendrá que empezar a tomar decisiones políticas en el 15M. Estamos en el siglo XXI, no podemos volver a vivir en pequeñas comunidades y cuevas. Estamos en la sociedad contemporánea y todo es político. Tenemos que tener una conciencia política. Confío en que mucha gente del movimiento piensa así. El movimiento en general me parece muy positivo. Reivindican la conciencia medioambiental y eso me parece fundamental en un mundo en el que estamos destrozando nuestro entorno. Nosotros formamos parte de la naturaleza, los ríos, los arboles, las montañas. Mi poco tiempo libre lo dedico a luchar por el medio ambiente. En este barrio, por ejemplo, la gente limpia su espacio privado y desprecia todo lo demás. Es indignante. El hombre tiene que tomar conciencia de que forma parte de la naturaleza.




ME GUSTARÍA SER ALCALDE DE LAVAPIÉS


En una ocasión dijo “Mi patria es Lavapiés”.

Me encanta vivir en un pueblo dentro de una ciudad. Yo soy de Dublín que es un pueblo capitalino. Me gusta vivir en un pueblo como Lavapiés, a 10 minutos del centro de Madrid, de la plaza de Santa Ana y del Teatro Español. Muchas veces le digo a mi mujer, vamos a subir a Madrid. Y siento que atravesando la calle de Atocha hacia Huertas voy entrando en la verdadera ciudad. Lavapiés es el sitio que más me gusta del mundo. Me gustaría ser alcalde de Lavapiés, pero no tengo tiempo. Y no creo que los vecinos me eligieran. (Risas).

Pasó 13 años viviendo en El Valle, un pequeño pueblo al sur de Granada, y en 2004 decidió instalarse en el centro de Madrid. ¿A qué se debió ese cambio?

Cuando era joven, para mí la idea de vivir en Granada, como Brenan, era muy atractiva. Pero no pensé que estaría allí 14 años. Fue demasiado tiempo, necesitaba volver a la ciudad, echaba en falta la biblioteca nacional y la hemeroteca. Tenía que volver.

Tuvo mucho éxito como columnista de opinión en Público. ¿Qué opina del cierre del periódico?

Es espantoso. A mí me complacía hacer mi columnita. Me llevaba mucho tiempo, pero me gustaba mucho. Aunque los fachas me insultaban en los comentarios de abajo. Me llamaban borracho. ¿Por qué? Me gusta tomar copas alguna vez, pero a todos los españoles les gusta ¿no? (Risas). En Público había periodistas magníficos.

Actualmente está escribiendo la primera biografía completa de Buñuel, un cineasta que vivió 83 años, entre España, Francia, Estados Unidos y México y que rodó 32 películas a lo largo de su vida. ¿No le abruma el proyecto

Si, en efecto no hay ninguna biografía de Buñuel y no me sorprende. Me está costando muchísimo recopilar toda la información. La bibliografía sobre Buñuel es más extensa incluso que la de Lorca y claro, tengo que leer miles de documentos. Tengo casi terminada la etapa de su infancia hasta la Segunda República, la época en que comienza a fascinarse con el primer cine del siglo XX y decide viajar a Paris. Es una etapa fascinante, con los mayores intelectuales del mundo reunidos en la capital francesa, tal como refleja Woody Allen en su maravillosa película Midnight in Paris. Los editores querían que terminara los tres tomos de golpe, pero no me es posible, les dije que era demasiado trabajo. Me han permitido publicar por partes. En abril del año que viene se publica el primero. Si sigo vivo, habrá segundo tomo. (Risas). Pero a mí me cuidan mucho los dioses, aunque no creo en ellos. Yo trabajo mucho y ellos me ayudan a seguir haciéndolo. Así que soy positivo con la vida.

En sus memorias Buñuel dijo: “Si me pierdo no me busquéis en América Latina”, pero se quedó en México desde 1945 hasta su muerte y allí hizo 21 de sus 32 películas. ¿Qué le dio México?

Al principio no tuvo más remedio que quedarse allí, porque necesitaba hacer cine alimenticio para sobrevivir. Pero Buñuel se adaptó a la prisa que tenían los productores, porque trabajaba muy rápido, tenía las ideas muy claras. Y acabó fascinado con México, el país al que quería viajar Lorca inmediatamente antes de morir. Lorca dijo: `Si me pierdo buscadme en Cuba´, pero si llega a conocer México le hubiera gustado incluso más, por la relación que allí tienen con la muerte. Si hago el segundo tomo y si sigo vivo, tendré que viajar a México, donde no he estado nunca. Pero viendo toda la violencia que hay allí ahora, prefiero quedarme en Lavapiés por el momento.

¿Disfruta más escribiendo una novela o una investigación?

Me fascina escribir ambas cosas. Escribir una novela da más libertad para expresar los sentimientos, pero cada día investigando es una aventura nueva. Seguir una pista como un periodista o un detective y plasmarla en un párrafo bien hecho es maravilloso. Hay que tener oficio como narrador. Yo procuro escribir con la misma pasión y amenidad en mis investigaciones que en mis novelas, para que el lector disfrute con la misma intensidad. Es fascinante dedicarse a escribir.


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