5 Feb 2008

CARNAVAL (de la chilanga de Firenze)

El reloj con sus tantos segundos se ha cansado,
y yo también.
La única regla que me queda,
si es que existen las reglas,
es pensar que estamos con las manos entrelazadas,
aquí... aquí?

Hoy creeré que me he engañado,
mañana no lo voy a creer,
o tal vez sí, pero no.. no..
o yo que sé.

La única cosa que es estable es el río...
pero quién ha dicho que es el mismo siempre...
solemos confundir la diversidad y la continuidad,
que no son gemelas...
es la eterna condena de la mente.

Ya no creo que existan las reglas,
ahora existe la luz y el trabajo.
Existe el vestuario de cada día...
el quita y pon, esconde y descubre,
los camerinos inasibles llenos de espejos.

Hoy usaré un vestido de niña.
Y después se me va a caer la cara...
y la niña ya no va a estar,
va a estar en su lugar una abeja o algo asì...
o un toro.

Cuando el espíritu se desdobla el teatro cambia función,
y se descubre el rostro verdadero del mundo,
colpo di scena que sucede a cada segundo,
y hay que estar muy atentos,
entre los remolinos barrocos de lo mínimo...
pero casi nadie lo está...
y muchas máscaras se ven caminar por la calle,
en carnaval.

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