30 Jan 2009

Rumbo a Mexico




UN AÑO EN UN NUEVO MUNDO...TIERRA DE VOLCANES.

4 de agosto de 2008

12.20 minutos, aeropuerto de Madrid-Barajas

Tránsito: quizás sea esa la palabra más adecuada para describir cómo me siento.
Avisos de embarque, maletas que colisionan, carritos inválidos si no conoces su mecanismo...gente, gente, gente...llamadas, lágrimas...mensajes al móvil.
Es una zona de paso, ya soy una piedra rodante en medio de una marabunta de rocas que saltan por los aires, y vuelan alto.

Voy rumbo a México, parada en Newark (New Yersey) a 26 km de Nueva York. Pisaré suelo yankee por primera vez. Es una escala obligatoria, el imperio te revisa los bolsillos y hasta las muelas para dejarte bajar al submundo que domina desde arriba. Y eso que yo soy una privilegiada, los no-europeos tienen prohibida la entrada.

Un mundo impersonal, eso es un aeropuerto, aduana obligatoria para llegar a una nueva realidad: al NUEVO MUNDO. Mi propia colonización...que palabra más horrenda...voy a empaparme de todo (mejor ese lenguaje).

Se acaba una vida, se acaba la Clara que yo conozco. No hay vuelta atrás porque nada volverá a ser como antes; mis ojos ya miran con otros ojos, y como todos los cambios, espero y sea a mejor.

Llevo 75 dólares en el bolsillo, de parte de mi abuelita. Ella estaría muy orgullosa de mí: “hay que cumplir los sueños, pero eso sí, estate alerta que el mundo está lleno de bandidos y canallas” (y en México no es que falten pistoleros precisamente).
Llevo 150 euros en el bolsillo, dichosa moneda que vació en modo express nuestros bolsillos acostumbrados a las gastadas pesetas. Pero no seas tan quejica, Clara, que vas a ser una rica dentro de poco. Como por arte de magia tus 50 euros restantes se han convertido en 750 pesos mexicanos. ¡Qué paradojas tiene la vida! ¡Qué absurdo es el valor de las cosas, pero cómo se nos impone en todo momento!

Dejo tras una barrera de cuerda a mi mami, puro nervio, nerviosita como un flan…pero feliz porque su hija es una aventurera, una “tipa dura” como ella, (aunque eso sí, tengo que aprender a decir que no). A mi papi, que conserva el buen humor incluso en momentos de poca calma. Hasta en el último momento pelea como un león para que la ley del absurdo no le borre una foto de su hijita haciéndose mayor, cruzando el charco. A mi tía, que me quiere mucho y me ha cuidado como una madre joven, generosa: todo lo suyo es mío. Y a mi amor, a mi vida, a mi cordero-pantera que es un luchador y, como yo, un entusiasta de la vida. Me dice que en un santiamén estará conmigo, disfrutando de lo que yo voy a tener con un mes de adelanto y sé que es cierto.

Muchos recuerdos de mi vida están pasando ante mí delante de una máquina de Coca Cola…curioso este mundo globalizado, más bien uniformado.

¡Din, don, diiin!

Un vuelo a Tanger
Un vuelo a New York
Un vuelo a Newark
(encuentra las 7 diferencias…más bien los 7 parecidos)

Voy a comerme mi último Chupa Chups…(pobre europeíta)

5 de agosto de 2008

7.25 de la mañana, avión rumbo a Houston, aeropuerto de Newark

Ejem, ejem…¿Dónde está México?
Creo que se perdió en un abismo de retrasos, maletas rotas, azafatas presumidas y gente desorientada, como yo.

Llegué a la escala en el aeropuerto de Newark con unos pocos minutos de retraso, pero a pesar de ello todos los españolitos confiábamos en que nos esperaría el vuelo de las 17.30: debió ser mala intuición.
Me alié con una super-chica mexicana capaz de resolver los problemas de cualquiera que se le pusiera por delante con su magnífico inglés y después de haber pasado el estricto control y de haber recogido las pesadísimas maletas, unos negros vacilones como los de las películas del Bronx, nos dicen que no, que nuestros bártulos ya no entran en ese avión y esto da lugar al: PRIMER CONTRATIEMPO DEL DÍA.

Bueno, respira hondo, mucha calma, no te dejes llevar por los impulsos. Nos vamos a una nueva cola para intentar que las maletas salgan al día siguiente pero nosotras hoy ( a todo esto nos hemos reproducido y ya somos 6 españolas más). Ni madre guey, que entre tanta espera hemos perdido el vuelo: SEGUNDO CONTRATIEMPO DEL DÍA + LLANTO DESEPERADO. Bien, la manera de calmarme al estilo “bueno tía, yo voy a trabajar a México y también he perdido el vuelo…bla, bla, bla” tampoco ayuda y me hace pasar de la pena a la furia. Punto y aparte.
Nada, tenemos que volar al día siguiente y el azar decide si a las 5 de la mañana, si vas directo o si vuelas a las 7.45 con escala en Houston (Texas) y de allí a México: Cagadón.
A todo esto me doy cuenta de que me han roto la maleta, bueno, pues de perdidos al río y reclamación al canto, ahora tengo todo el tiempo del mundo, ¿no? (al menos esto si lo hicieron bien).
Mientras todo esto ocurre una azafata que se asemeja a Diane Keaton, se pelea con 3 ordenadores a la vez, por lo que tengo que esperar media hora más de lo previsto: CUARTO Y ÚLTIMO CONTRATIEMPO (por no contar la rabia que voy acumulando contra este dichoso país).
En fin, si esto es el primer mundo, que me esperen sentados, me quedo en el tercero.

18.30 hora local

Nueve españoles + la super-mexicana + una Clara con la vejiga a punto de reventar esperan un autobús destino al Holyday Inn de Nueva Yersey (gastos pagados por Continental-fatal Airlines).

Pero como nos han enseñado, y bien hecho, que de todo lo malo siempre puedes sacar algo bueno, pues ahí van las ventajas:

He dormido en un lujoso hotel llamado Sheraton, en una comodísima cama.
He cenado un sándwich de pavo con mil ingredientes más y patatas ricas, más cerveza americana de trigo…y de gratis!
He conseguido una maleta nueva e irrompible por el inmejorable precio de 0 $.
Y he visto el amanecer de Manhatan. Un sol rojo, una gran bola de fuego se asomaba tras los inmensos rascacielos y edificios emblemáticos dibujando una hermosa silueta gris de toda la ciudad…increíble.

He de decir que, a pesar de todo ha sido una experiencia curiosa y estos gringos, en el fondo, no son mala gente. Me recuerdan bastante a los ingleses, así tan polites . Y ahora me esperan cuatro horitas más de vuelo hacia…¡George Bush airport! Wooowww. Tremenda odisea.


11.15 horas, aeropuerto de G. Bush (padre)

Me duele la cabeza y creo que me he constipado con tanto aire acondicionado, pero estoy bien. La verdad es que todas estas dificultades han hecho que tenga el doble de ganas de llegar de una vez por todas a México. Se me han ido los miedos y se que va a ser genial. Lo dejo, me duelen hasta las cejas.

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